jueves, 1 de julio de 2010

CORTE EN OROÑO Y CIRCUNVALACION


 Abriendo caminos de justicia


   El viernes 25 de junio realizamos una jornada cultural de lucha contra la impunidad recordando a los compañeros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, asesinados el año 2002 en la conocida Masacre de Avellaneda. Junto a otras organizaciones sociales y políticas recordamos en nuestras luchas el ejemplo de compromiso, solidaridad y alegría. Exigimos cárcel para los responsables políticos de todos los luchadores populares muertos en hechos de represión. ¡Darío, Maxi, el Pocho, Fuentealba! ¡Presentes! ¡Ahora y siempre!

    Entre mates le ganamos a la fresca de la mañana del viernes. El Frente Popular Darío Santillán y los cumpas de Socialismo Libertario, la CTA Rosario, Arte por Libertad, la CTD de Flamarion Sur, Giros, el Polo Obrero, el Movimiento Socialista de los Trabajadores y la APDH nos concentramos en la última rotonda de Bv. Oroño saliendo a la ruta 9, la que va a Buenos Aires. De esa rotonda partió la columna, recorrimos unos quinientos metros a puro canto y grito hasta el puente de la avenida Circunvalación. A la sombra de este puente-límite pasaríamos todo el día.

   Era cerca del mediodía cuando, cambiando un poco el aire del agite bajo el puente, se empezaron a formar los grupetes de chicos, jóvenes y no tanto, que darían comienzo a los talleres de malabares, batucada, baile murguero y pintadas. Mientras tanto algunas doñas le entraron a las cebollas y a las papas que marchaban a las ollas como orgullosas soldaditas a darle gusto y volumen a los guisos. Los mas chicos, en un acto de verdadera subversión urbana, con tizas verdes rayuelearon la ruta y con piedritas luchaban por llegar al cielo del Cambio Social. Los de la “edad del pavo”, y no tanto pero igual de pavos, le metieron al esférico sobre el pasto recién cortado de la 9, la que va a Buenos Aires. 

   Así se nos pasó la siesta y tipo tres y media el micrófono se hizo amigo. Entre una manifestación de oradores se leyó el documento redactado entre las diferentes organizaciones. En líneas generales el documento sintetizaba el contexto de entrega y relaciones carnales en el que los gobiernos de De la Rua, Duhalde, Reutemann y Sobisch ejecutaban políticamente las demandas en clave económica de los organismos financieros internacionales, igualitos a la dictadura de los milicos y sus cómplices civiles. Por otro lado, en el escrito exigimos la reapertura de las causas y la condena a las responsables políticos de los asesinatos de el Pocho Lepratti, Darío y Maxi, y el esclarecimiento del asesinato de Silvia Suppo, testigo y querellante de la causa Brusa.  
   Tampoco quedaron fuera la solidaridad con los compañeros Quebracho procesados por escrachar un local del ex gobernador de Neuquén Sobisch, principal responsable del asesinato de Carlos Fuentealba, y el pedido de desprocesamiento de Pablo Solana, uno de los fundadores del Frente Santillán, acusado falsamente de robo el año pasado durante el acampe frente al Ministerio de Desarrollo Social en el marco de las movilizaciones por “cooperativas sin punteros”. 

   Terminada la lectura del documento nos amuchamos, todas y todos, debajo del puente como si fuésemos a la vez testigos, querellantes, fiscales, jueces y ujieres en un juicio popular a Duhalde. Dos compañeras leyeron los alegatos del pueblo y preguntaron: “Por todo esto compañeros ¿Duhalde es culpable o inocente?”, la sabiduría popular respondió en una milésima de segundo: “¡Culpable!”, y los abucheos y gritos de “Asesino, Asesino” retumbaron en la sombra de la ruta.

   Apenas terminó de arder “el cabezón”, forma de purgar las promesas incumplidas de Kirchner de “investigar a fondo” los hechos de la Masacre de Avellaneda y cajonear la causa garantizándole la impunidad a su ex-padrino político, ya se empezaban a escuchar las sucesiones de cuartas encontrándose por lo bajo con algún verso. Luciano Jazmín se pegó una vuelta por el corte y nos hizo bailar unas chacareras santiagueñas y algún gato, después los chicos de La Bordaberry se tocaron unos rocanroles y cerraron la jornada cultural con Cerca de la revolución del siempre inagotable y presente Charly García.

   Cerca de las 5 de la tarde nos juntamos y, bajo la mirada gris del posmoderno City Center Rosario que empezaba a abrir sus puertas para las apuestas, marchamos de vuelta a la rotonda en la que nace o muere, depende de donde se lo quiera mirar, el boulevard Oroño. Llegando a la rotonda con las piernas pesadas y arrastrando una linda afonía, desde alguna parte de la ruta 9, la que va a Buenos Aires, un grito sin sexo y sin rostro: ¡Darío Santillán! ¡Maximiliano Kosteki! ¡El Pocho Lepratti! ¡Presentes! ¡Ahora y siempre! ¿Donde nos vemos compañeros? ¡En la lucha! 


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