El 2010 fue un año de luchas, algunas finalizaron con triunfos, otras con derrotas. Pero sobre todo el 2010 fue un año marcado por muertes de gran resonancia política.
El 20 de octubre Mariano Ferreyra es asesinado por una patota de la Unión Ferroviaria mientras acompañaba el reclamo de trabajadores tercerizados.
El 27 de octubre Néstor Kirchner, ex presidente de la nación y titular del Partido Justicialista, muere en El Calafate.
El 25 de noviembre la policía formoseña al servicio del gobernador Gildo Insfrán reprime a la comunidad Qom de La Primavera , que reclamaba la restitución de sus tierras. Allí es asesinado el originario Roberto López.
El 7 de diciembre un operativo conjunto de las policías Federal y Metropolitana reprime a los vecinos y vecinas que ocupaban el Parque Indoamericano en la Capital Federal , como forma de hacer visible su pedido de una vivienda digna. Al día siguiente, patotas paraestatales invaden el parque y agreden a las familias. Durante esos días son asesinados Bernardo Salgueiro, Rosemarie Churapuña y Juan Quispe Castañares.
El año comenzó con un gobierno nacional con iniciativa política, como parte de su estrategia de reconquista de determinados sectores que se habían alejado luego de la derrota con las patronales agrarias, como se reflejó en las elecciones de junio de 2009. Así, avanzó con la implementación de la asignación universal por hijo y la votación del matrimonio igualitario, dos demandas de muchos años de las organizaciones sociales y políticas. De la misma forma profundizó su confrontación con el Grupo Clarín por la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación y la denuncia de la apropiación de Papel Prensa durante la dictadura. También aprovechó la oportunidad del Bicentenario para montar un festejo junto a distintos artistas populares con una lectura “progre” de la historia argentina, que buscaban simbolizar un sentimiento de unidad nacional y de “normalidad” luego de las distintas crisis que atravesó nuestro país.
Sin embargo, desde mediados de año, el kirchnerismo, con el objetivo de garantizar “gobernabilidad”, se ha recostado cada vez más en dos de las estructuras más rancias de la política argentina: la CGT y el Partido Justicialista.
Después de la muerte de Kirchner, y luego de la masiva movilización de sectores populares –especialmente de jóvenes- que acompañó la despedida de sus restos, muchos pensaron que era la hora de “profundizar el modelo” y avanzar con las políticas más progresivas.
Sin embargo, esto no sucedió. A menos de un mes de la muerte del ex presidente, sucedió la represión en Formosa. Al día siguiente, la presidenta no sólo no condenó el hecho sino que incluso compartió una videoconferencia con el gobernador Gildo Insfrán, aliado de la primera hora del kirchnerismo. Varios periodistas e intelectuales cercanos al gobierno escribieron sobre la necesidad de alguna articulación (discursiva, aunque sea) con los hermanos originarios reprimidos. El ejecutivo aun no ha leído estas críticas constructivas.
Antes de que las imágenes de una Policía Federal desbocada, apedreando y pateando, recorrieran los medios, la orden fue colaborar en el dispositivo de desalojo de la toma en el parque Indoamericano. Cientos de familias, madres solteras, hermanos migrantes e inmigrantes sufrieron la represión conjunta de la Federal y de la Metropolitana , que aportaron, según cifras oficiales, 200 y 50 efectivos respectivamente. Al día siguiente, ante la represión tercerizada de barrababravas muy cercanos al macrismo, la Federal repitió el mismo esquema de seguridad que aplicó para disuadir a la patota de la Unión Ferroviaria en los hechos del 20 de octubre: la mirada pasiva y cómplice.
El Kirchnerismo propone un “relato” basado en la ruptura de modelo, aunque los avances son mucho más contradictorios y limitados que los admitidos por el oficialismo. Es cierto que ha logrado un importante apoyo en los sectores populares por haber sabido leer el momento político posterior a la rebelión popular de diciembre de 2001: la (re)construcción desde arriba de la “normalidad” no podía hacerse ya con ajuste y represión, era necesario tomar ciertas demandas populares. Así, impulsaron cambios en la Corte Suprema y cambiaron la cúpula de las fuerzas armadas, dejaron de lado la nefasta teoría de los dos demonios y derogaron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y, en los últimos tiempos, sancionaron leyes importantes como la de Servicios de Comunicación Audiovisual, el Matrimonio Igualitario, estatizaron las jubilaciones, e implementaron la Asignación Universal por Hijo.
Al mismo tiempo, y a pesar de que valoramos estas iniciativas, creemos que hay una continuidad fundamental en cuanto al modelo económico-social y político conformado durante el proceso neoliberal: la economía de nuestro país se ha extranjerizado y concentrado luego de una devaluación que traspasó rentabilidades de los trabajadores y del sector servicios al agro y, en menor medida, a la industria; los sectores mas dinámicos se basan fundamentalmente en la exportación de materia prima agro-minera (saqueo de bienes comunes, contaminación, perdida de biodiversidad), que representan el 69% de las exportaciones. El sistema impositivo sigue siendo uno de los más injustos del mundo: de cada 10 pesos que entran al estado nacional, 4 provienen de impuestos al consumo, como el IVA. Por su parte, el trabajo creado desde el 2003 es en su mayoría precario y en negro (informal). El desempleo se ubica cerca del 10%, medición que incluye a los beneficiarios de planes de desempleo como empleados ‘informales’. En síntesis, el sector asalariado participa del 28% de la renta nacional, es decir, mas del 70% es apropiado por sectores no asalariados con preponderancia de los sectores primario-exportadores (agro y extractivo).
Además, la “renovación política” y la “transversalidad” tantas veces anunciadas han quedado en el plano discursivo. Es que la gran mayoría de los funcionarios y aliados del gobierno fueron duhaldistas, y antes menemistas; avalaron, fueron cómplices y beneficiarios de las “políticas de los ‘90” que dicen combatir.
Por su parte, en la provincia de Santa Fe y en Rosario, las administraciones “socialistas” no ofrecen para las mayorías populares soluciones a sus problemas. Más allá de su discurso “progre”, no plantean una salida del modelo neoliberal. Defienden a rajatabla al agronegocio que levanta millones de dólares de ganancias y que destruye la naturaleza y la salud de los habitantes cercanos a los terrenos cultivados. El “socialismo” patea para adelante la reforma impositiva provincial que haga que más pague los que más ganan, que sea utilizado para implementar planes de trabajo, aumentos salariales, inversiones en salud y educación. Tan cínica es su política que sostienen y profundizan la precarización laboral, aún dentro del mismo aparato estatal, en sus distintas formas: pasantías, contratos temporarios, monotributos, entre otras.
¿Y por abajo, qué?
En el 2010 las organizaciones populares dimos diferentes luchas y articulaciones por una vida digna. Por trabajo digno, aumento salarial, mejores condiciones laborales y de estudio, en defensa de los bienes comunes y la soberanía popular, por más libertades y derechos.
Desde del Frente Popular Darío Santillán estamos convencidos y convencidas de que es necesario avanzar en unidad con otras expresiones del campo popular con el objetivo de construir una herramienta social y política independiente que haga posible el cambio social que necesita nuestro pueblo. En este sentido, junto con otras organizaciones de trabajadore/as, territoriales, campesinas, estudiantiles, culturales y políticas de todo el país conformamos desde el 2008 la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares Autónomos (COMPA). Este año impulsamos y participamos de diferentes actividades desde la COMPA : el Otro Bicentenario, con movilizaciones e intervenciones culturales denunciamos los genocidios que acompañaron la formación del Estado-Nación; los encuentros nacionales de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) y las jornadas de la semana de las Soberanías Populares.
En la ciudad de Rosario, hemos decidido sumarnos a la CTA Rosario , conducida actualmente por la Lista 7 “Germán Abdala-Agustín Tosco”. Buscamos de esta forma aportar más orgánicamente a esta construcción multisectorial, que apuesta por una política antiburocrática, combativa, desde las bases. Resulta alarmante la situación nacional de la Central , inmovilizada luego de las elecciones del 23 de septiembre y enmarañada entre las acusaciones cruzadas de los sectores liderados por Pablo Micheli y Hugo Yasky. Más allá de las diferencias que podamos sostener con ambos espacios creemos que una fractura de la CTA debilitaría las fuerzas del campo popular, y afirmamos también que la principal responsabilidad es del gobierno nacional, que desde el 2003 ha ido cooptando distintas organizaciones y referentes del campo popular, que busca una Central funcional a su esquema de gobernabilidad y cercana a la CGT.
Por otro lado, y con la convicción de que el cambio social en nuestro país solo será posible si se enmarca en un proceso al menos nuestraamericano, avanzamos en la coordinación continental con otros movimientos y organizaciones populares de Nuestra America. Es así que desde el 2008 participamos de la Articulación Continental de los Movimientos Sociales hacia el ALBA junto a organizaciones hermanas como el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil o el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora de Venezuela, con las que compartimos agendas de movilizaciones, espacios educativos y de formación, e iniciativas culturales y de comunicación popular.
Y para el 2011…
Esta ajustada síntesis esboza, en trazo grueso, las líneas generales de un balance y una proyección desde la perspectiva del FPDS. Desde arriba, la recomposición política hegemónica y el rol del Kirchnerismo, lo que ha podido y puede articular frente a los límites de su geometría de poder. Desde abajo, los ensayos para construir una unidad popular transformadora capaz de aportar a una alternativa de izquierda autónoma y prefigurar el cambio social por venir.
Como lo venimos haciendo, el año que viene seguiremos luchando por trabajo, vivienda, educación, salud, y más derechos para nuestro pueblo. En un año electoral, “los de arriba” harán su juego, desplegarán gestos y promesas. El desafío para las organizaciones populares será cómo a la par de nuestras luchas y construcciones de poder popular, seguimos avanzando en mayores niveles de unidad, desde abajo y sin sectarismos, y de qué manera intervenimos en ese escenario tan revuelto para mejorar las condiciones de lucha de nuestro pueblo por un futuro de dignidad, justicia y solidaridad.
Esta edición de fin año del VdA, alentada por la burocracia del calendario, reúne una serie de notas y entrevistas realizadas a organizaciones, referentes, delegados, voceros, luchadoras y luchadores de nuestra región. Mosaico de una diversidad que por pre-potencia de trabajo y militancia busca, encuentra y descarta los medios para la unidad de todas y todos los que luchan.
Reciban nuestro saludo ritual, como un apretón de manos o un “Ave María Purísima” :
por Trabajo, Dignidad y Cambio Social
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